Durante la pandemia de COVID-19, mientras trabajaba como médico en la unidad de medicina intensiva, me encontré en un entorno de gran presión emocional debido a la gravedad de los casos y la constante exposición a tragedias y pérdidas. En esos momentos de estrés, mi vía de escape fueron los videos de TikTok e Instagram, me encantaba ver vídeos donde se realizaban los tratamientos de medicina estética. Fue así como decidí hacer un máster en esta especialidad, al principio solo por placer. Sin embargo, al completar mis estudios, una amiga que resultó ser mi nutricionista comenzaba con un gran proyecto y me brindó la opción de participar con ella de la mano; me surgió así una oportunidad laboral en este campo que transformó lo que comenzó como un hobby en una nueva pasión. Hoy, tengo la suerte de poder dedicarme a ambas disciplinas: la UCI y la medicina estética, que ofrece un enfoque completamente diferente. Me siento agradecida por poder combinar estas dos especialidades y disfrutar de dos mundos tan distintos pero igualmente gratificantes.

Quien me conoce sabe que mis métodos se distinguen por la naturalidad. Mi objetivo principal en este mundo de la medicina estética es ayudar a prevenir o enlentecer la aparición de los signos de envejecimiento y una vez estos ya están presentes mejorarlos.  Siempre lo llevaremos a cabo de una manera progresiva y con tratamientos combinados. 

Mi enfoque distintivo y mi amor por la naturalidad me guían a lo largo de mi carrera y en la vida cotidiana.

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